lunes, septiembre 22, 2008

SITGES 2008: LA NIT + ZOMBI

AUTOMATON TRANSFUSION





Algo raro está pasando. En la escuela de Chris, un profesor ha sido mordido por un alumno y la ciudad parece extrañamente desierta. Cuando una horda de zombies les salga al paso, Chris y sus amigos no tendrán otra salida: luchar por sus vidas. Rodada en nueve días y con presupuesto reducido, si una cosa deja clara Automaton Transfusion es que su realizador, Steven C. Miller, no se ha andado por las ramas a la hora de demostrar su pasión por el subgénero zombie. Setenta y cinco minutos le bastan y sobran para rendir homenaje al gore de vieja escuela en esta primera parte de una futurible trilogía. A la espera quedamos.

DANCE OF THE DEAD





Ajenos a los extraños sucesos que se producen en el cementerio cercano, los estudiantes de la Cosa High School no piensan en otra ‘cosa’ que en el baile de graduación. Una noche de fiesta en la que hasta los muertos saldrán de sus tumbas. Midnight X-treme, la sección after-hours del Festival, perdería buena parte de su razón de ser sin comedias de terror tan sangrientas e irreverentes como la que aquí firma el prometedor Gregg Bishop. Todo un revival ochentero que va de La revancha de los novatos a El regreso de los muertos vivientes sin dejar momento alguno para el descanso. Ingeniosa y terroríficamente divertida.

I SELL THE DEAD





El principio de I Sell the Dead es una auténtica declaración de intenciones: hordas de gente en la plaza de un pueblo del siglo XIX gritan encendidas ante una guillotina a punto de cortar en dos al mismísimo Larry Fessenden. El filo cae y el busto del director de Wendigo rueda. La pantalla se tiñe de rojo. Fessenden y Dominic Monaghan (el Charlie de Perdidos) interpretan a dos ladrones condenados a muerte. El segundo optará por confesar sus interminables fechorías a un cura con el rostro de Ron Perlman, que aquí abandona el rojo demoníaco de Hellboy para sumirse en el rojo de la sangre.


VIRUS UNDEAD





Alfred Hitchcock nos demostró que una bandada de pájaros podía dar tanto miedo o más que un grupo de zombies aporreando nuestra puerta. Imagínense ahora el panorama si cruzan esa bandada de hostiles criaturas aladas con los temores suscitados por la gripe aviaria. Pues eso mismo ha hecho el realizador alemán Wolf Wolff y le ha dado como resultado una zombie-movie de primer orden en la que un estudiante de medicina y sus amigos se van a ver sitiados por un montón de rabiosas criaturas, reanimadas por la infección que trasmiten unas nada simpáticas aves. La tensión y el horror están más que asegurados.

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